Corredor Norte del Cerro de los Machos (350m, AD-)

El Cerro de los Machos es un pico de 3.327 m  situado al este del Veleta, en Sierra Nevada. En invierno su cara norte se convierte en un campo de juego excepcional para la escalada alpina. En su cara norte se suele formar una cascada enorme que nos permite escalar varios largos en hielo a más de 3.100 m de altitud. Y a la derecha de esa cara norte, encontramos un bonito corredor, el Canuto Norte del Cerro de los Machos, que bordea un espolón rocoso y supera un estrechamiento donde encontramos las mayores inclinaciones de la vía.

Se trata de un corredor sencillo, de unos 150m-200m de longitud y con una inclinación máxima de 45º. Dependiendo de la época del año y de las condiciones, puede ser necesario autoproteger algun paso, especialmente si la nieve ha transformado. En caso contrario, con la nieve sin transformar, como así nos hemos encontrado en esta ocasión, no es necesario ningún material de aseguramiento, más que crampones y piolets.

Croquis del Corredor Norte del Cerro de los Machos

 Track GPS

La aventura

Inesperadamente, los astros se alinearon y después de casi año y medio sin tocar la nieve, en plena vorágine de cambios vitales, consigo coincidir con mi amigo Bruno y decidimos irnos para el sur, a la enorme Sierra Nevada, para disfrutar de sus heladas caras norte.

La previsión meteorológica auguraba un tiempo soleado aunque extremadamente frío. Y así fue. Nada más llegar al parking de la Hoya de la Mora (2.500m) ya vimos de qué iba a ir el asunto: -12ºC nos recibieron con toda su crudeza. Cenamos a duras penas mientras nos quedábamos hipotérmicos. Un pobre y solitario zorro nos hacía compañía y daba cuenta de nuestras sobras mientras el helador viento nos quitaba la sensibilidad en manos y pies.

Tras una noche terrible  en la que vimos -8ºC DENTRO de la furgoneta, nos levantamos, desayunamos con dificultades (casi todos los líquidos que llevábamos estaban congelados), nos equipamos y poco antes de amanecer salimos hacia arriba.

Con sólo subir un par de cientos de metros de altitud, una fuerte ventisca nos estalla en la cara. La nieve polvo vuela y se estrella contra nuestro cuerpo, haciendo nuestra ascensión más dura.

Dudamos de si podremos descender por el Veredón, o habrá que rapelar desde las Posiciones. Al asomarnos al Veredón, vemos que está practicable, y bajamos por el sin demasiados problemas.

La visión de la fría y sombreada cara norte nos anticipa una helada jornada de escalada.

Abrigados hasta arriba, nos lanzamos hacia el objetivo.

Tras un flanqueo por el Corral del Veleta, nos aproximamos hacia la base del corredor. Aqui tuve un percance del que aun ando recuperándome: un tropezón me hace caer por la pendiente, con tan mala suerte que el crampón izquierdo se me engancha y me retuerzo la rodilla, sintiendo un agudo pinchazo dentro de la misma. Afortunadamente, tras unos minutos de dolor, parece que la cosa no es grave, y a pesar de las molestias, seguimos adelante, aprovechando que la rodilla está caliente.

La nieve está pastosa, sin transformar, y cuesta mucho avanzar. A menudo la huella no soporta nuestro peso y cada 3 pasos retrocedemos dos.

El ambiente alpino al llegar al estrechamiento es inolvidable…

Tras la salida del estrechamiento, una pala de nieve con menos pendiente  nos acompaña hasta la cima.

La ventisca nos sigue azotando hasta que llegamos a la cima.

Sólo detrás del hito cimero encontrábamos algo de resguardo de la ventisca. El sol brillaba pero no calentaba nada con aquel vientazo. La sensación térmica era de muchos grados bajo cero.

Para volver al inicio hay que seguir la arista que une al Cerro de los Machos con el Veleta, rodearlo y volver por las pistas de esquí hacia el parking de los albergues. Las vistas desde aqui sobre el Mulhacen son interesantes.

Siempre es un placer ver el mar estando a casi 3.400m y rodeado de nieve y hielo hasta los topes…

La cara este del Veleta muestra su perfil más escarpado.

Bordeando la cara este y sur del Veleta volvemos al principio de nuestra ascensión, después de 8h de dura actividad y un frío infernal.

Ni locos pasamos otra noche más a 2.500m y a menos de 10º bajo cero. Descendemos hasta el camino que nos lleva a Monachil, mil metros más abajo, y encontramos este tranquilo paraje donde decidimos pasar la noche.

Tras una buena cena, en la que nos pusimos hasta debajo del brazo para recuperar fuerzas, dormimos a pierna suelta y 10º más calientes, amanecemos de nuevo congelados. Aqui en la foto estoy intentando hacer unas tostadas con aceite… ¡pero el aceite está congelado y tengo que echarlo a presión sobre la sartén para que vuelva a su estado liquido!

En fin, que no nos lo montamos mal, no, jejeje… ¡Hasta pronto, amigos!

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