La respuesta más sencilla y quizás la más acertada a esta pregunta se le ocurrió a George Mallory, uno de los más grandes escaladores de principios del siglo pasado: «Porque están ahí». Ante tamaña belleza natural, salvaje y primigenia, surge el inevitable deseo de escalarlas del ser humano, esa curiosidad insaciable que caracteriza a la raza humana y que ha impulsado al hombre a surcar mares, perderse en selvas y llanuras, y como no, escalar montañas.
Como el gran Lionel Terray dijo una vez, «la montaña quizá no sea más que un ingrato desierto de roca y hielo, sin otro valor que el que nosotros queramos otorgarle. Pero, sobre esta materia siempre virgen, por la fuerza creadora del espíritu cada uno puede a su gusto moldear la imagen del ideal que persigue«.
La montaña quizá no sea más que un ingrato desierto de roca y hielo, sin otro valor que el que nosotros queramos otorgarle…
Y así es, resulta ciertamente dificil explicar a escépticos y ajenos a este mundo qué se siente exactamente en lo profundo del alma, que te impulsa a pasar penurias, dificultades e incluso a arriesgar la vida de manera más o menos inconsciente.
En la alta montaña se puede admirar la belleza en estado puro y salvaje. Pero lo grande del alpinismo es que participas de ella, te zambulles en ella, y por un breve espacio de tiempo sientes sensaciones indescriptibles en su seno. En la alta montaña encontraremos además de la belleza, fraternidad, emociones sinceras, pureza y una paz sin igual. Aquel que sienta asi todo esto, puede decir entonces, como a mi me gusta hacer: «La Montaña es mi Reino«.
Comentarios
JoseMi: Hola María, recuerdo que en la cima del Balaitous había algu ..
maria: Buenos días! estoy buscando info sobre vivacs en la cresta, ..
JoseMi: Muchas gracias Josep! Un abrazo. ..
Josep: Felicidades por el Bisaurin! No sabes cuanto te entiendo: ob ..
Calistenia: un articulo muy completo la verdad, genial que siga creciend ..