Hacía mucho tiempo que deseaba enfrentarme a esta clásica escalada pirenaica, uno de los corredores más famosos del Pirineo. Sólo su nombre ya viste: la Gran Diagonal Peña Telera. Anteriormente ya había tenido que anular varias veces por malas condiciones, y de hecho este mismo año, hace tan solo unas semanas, volví a anular un nuevo intento por el peligro de aludes tan elevado que daban.
La Gran Diagonal Peña Telera
Se trata de uno de los múltiples corredores que discurren por la enorme vertiente norte de esta inmensa muralla que forma la Sierra de Partacúa, y cuyo pico más visible es Peña Telera, con 2.762m. Orientada al NNE, esta sierra es una de esas en las que es dificil subir y bajar, no hay podríamos decir un camino sencillo para acceder a sus cimas, y menos aun en invierno o primavera, mientras la nieve y el hielo dominan la montaña.
La Gran Diagonal, como su propio nombre indica, es un larguísimo corredor de unos 700m de desnivel que discurre en diagonal por la vertiente norte de Peña Telera. Es bastante rectilíneo, y consta de dos resaltes de unos pocos metros de hielo o mixto, según condiciones, que en el caso del segundo podemos evitar por un ramal a su derecha, donde la inclinación llega a ser muy acusada.
Pasado el segundo resalte, llegamos al paraje conocido como «El Mirador», donde reina el vacío, uno de los sin duda lugares más hermosos e impresionantes de esta vía. Una vez salimos del corredor, hay que bordear hacia la derecha para alcanzar la cima, desde donde disfrutaremos de uno de los mejores miradores del Pirineo: Vignemale, Midi d’Ossau, Balaiús, Infiernos y Argualas, Monte Perdido… todas las grandes cimas al alcance de la mano.
El descenso de la Gran Diagonal no es nada sencillo: desde la cima, descender por su vertiente oeste, cerca de la pared norte. La verticalidad de su lado oeste nos obligará a destrepar de espaldas a la pendiente un buen tramo, hasta alcanzar el collado entre Telera y Capullo (2.651m), el cual bordeamos por el sur, llegando al siguiente collado donde encontraremos un rapel a cada lado, a gusto del consumidor.
Dos rapeles de 60m nos depositan en el tercio superior del corredor de la Y, y tras destrepar unos metros, si la nieve lo permite, podemos descender rápidamente haciendo uso de la técnica del culo-esquí.
La Aventura
Finalmente, este mismo mes de mayo, se daban las condiciones perfectas para hacer uso de mis escasas posibilidades de acercarme al pirineo y disfrutar de una nueva aventura alpina: sol, peligro de aludes nivel 3, temperaturas moderadas y un compañero disponible. A pesar de mi estado de forma, propio de un papá de niño pequeño y a la vez emprendedor, lo cual me deja la friolera de menos de 2 días a la semana de entrenamiento efectivo (de los cuales sólo uno de aeróbico y el otro de gimnasia), y no de demasiada intensidad, nos lanzamos a la carretera con la ilusión de siempre, la de acometer nuevos y estimulantes retos.
Tras el habitual palizón de más de 5h de viaje, llegamos a Piedrafita de Jaca, comprobamos el itinerario de acceso a la pista que lleva a la impresionante cara norte de Peña Telera, y buscamos un lugar tranquilo y con buenas vistas para hacernos la cena y meternos en el saco a descansar.
En esta ocasión nuestro campo base es la «fragoneta» de mi amigo Bruno. Aun no tenía el honor de vivir la experiencia fragonetil (paece mentira, con la de años que llevo dedicándome a esto), y la verdad es que me ha dejado gratamente sorprendido. La libertad, la discrección y la economía son las grandes virtudes de las furgonetas como campo base. Puedes portar todo tipo de comodidades propias de un camping (cocina, mesas, sillas, etc.), no tienes los problemas de espacio del maletero de un utilitario, y además, si la preparas convenientemente (o tienes pasta y te la compras ya equipada), puedes hacer noche en su interior en un mullido colchón, a cubierto de los elementos meteorológicos. Habrá que tenerlo en cuenta como opción cuando cambie de vehículo…
La ascensión por la Gran Diagonal al Peña Telera
Empezamos mal el día: el despertador no suena, y nos levantamos tarde. Desayunamos a toda prisa, nos pertrechamos y acercamos la furgo al parking de acceso. Empezamos a caminar por la pista, y a los 10 minutos: «Mierda! -¿Que pasa? -Que me he dejado las cámaras de foto y video!». No veáis que gusto da correr cuesta abajo con bota dura… Yo creo que durante la ascensión no estuve muy fino por culpa de ese sobreesfuerzo anaeróbico de bajar corriendo y volver a subir a toda máquina para intentar recuperar el tiempo perdido. Pero bueno, al menos pude grabar material, ya que si no no estaría ahora contandoos la historia ni pudiendo mostraros imagen alguna de la aventura…
A medida que te acercas a Peña Telera vas viendo su mole iluminada por las primeras luces del día…
Hay que alcanzar el enorme cono nevado de su base para localizar la vía.
A medida que nos acercamos, las vistas van animándonos.
Una vez en el cono, no es muy difícil dar con ella. Ahi está la Gran Diagonal…
Ese vértice característico a la izquierda de la salida la hace inconfundible…
Si os fijáis bien podréis ver a los madrugadores sorteando el segundo resalte por la derecha, y a otro más arriba, en «El Mirador» (el trozo de corredor donde pega el sol).
Y bueno, nos terminamos de equipar, crampones y demás, y nos metemos propiamente en el corredor. La primera sección es de una inclinación bastante moderada, y amplia.
Al poco llegamos al primer resalte, un corto murito de hielo de unos 3-4 metros que se supera sin ningún problema y con mucha diversión.
Aquí la secuencia de su paso. Aproximación…
Pioletazos arriba…
Pies arriba…
Un pasito más y unos pioletazos mas arriba… y ya está, a seguir pegadito a la izquierda que no paran de caer bólidos de nieve de arriba.
Primero pensábamos que eran los de arriba al progresar, pero luego nos dimos cuenta de que el sol derretía la nieve que había en las paredes de la derecha del corredor, y lo que caían eran precisamente trozos de hielo, nieve y roca de dicha pared. Había que andar con ojo… eso es lo que pasa cuando entras tarde en el corredor!
Aquí saliendo al «Mirador». No tenemos fotos muy buenas, la verdad, no estaba el fuelle como para acertar con la foto…
Y finalmente salimos del corredor. Comemos algo rápidamente y seguimos para la cima. No era conveniente tardar mucho más, pues el sol pegaba de lo lindo y la nieve estaba cada vez más pastosa, lo que nos podría ocasionar algún problema.
Ahí está, la deseada cima…
Últimos metros agonizantes…
Y por fín, la cima!!
Tras disfrutar de las vistas, comer algo y descansar unos minutillos, emprendemos el descenso. A medida que nos acercamos a la vertiente oeste de la cima vamos perdiendo la vista de la pared, convirtiéndose casi en una pared vertical… Glups! Que bajadita!
Otro sitio sin foto. La bajada es como para soltarse de los piolos, mare meua, creo que pasé más miedo que en todo el corredor!
Una vez consigues descender, bordeas la cima Capullo hasta el siguiente collado. Entre la cima Capullo y Peña Telera está la salida del Corredor Maribel, otra clásica de la zona. Precisamente de esta vía estaban saliendo cuando pasabamos un grupo en el que más tarde reconoceríamos a Carlos Tudela y Rosa Real, dos grandes de la escalada y el alpinismo valenciano, y con los que tuvimos el placer de compartir unos momentos divertidos durante el descenso. Un saludo para ellos desde aquí!
En el corredor de bajada, conocido como el corredor de la Y, hay dos instalaciones de rapel a elegir, una a derecha otra a izquierda. En la foto, Carlos Tudela comienza el descenso por el de la derecha, mientras nosotros nos descolgamos desde la izquierda.
Tras sesenta metros, a la derecha del corredor hay una repisa, con la segunda instalación de rapel, esta vez con argollas. En ella llegamos a meternos los ocho que a aquellas horas aun andábamos por allí, es bien cómoda.
En la siguiente foto Carlos Tudela intenta recuperar sus cuerdas, que se engancharon y no corrían. Una cordada pamplonica que también descendía ayudó a recuperarlas. Para que veáis que estas cosas le pasan hasta al mas pintado…
Buen ambiente y bromas en la repisa, mientras resolvíamos los problemas de cuerdas. ¡Rosa, mira a la cámara, que luego no me creen!
Y poco más, tras el segundo rapel, hicimos gran parte del descenso en culo-esquí, gracias a que la nieve estaba ideal para ello, ahorrando así un buen rato y un buen esfuerzo a nuestras maltrechas piernas. Ya sólo nos quedaba un paseito hasta la furgo. Tras adecentarnos un poco y guardar el equipo, cogemos agua en el pueblo, buscamos un buen sitio para pasar la noche, y nos pegamos la gran cena, con botella de vino incluida, que va muy bien para «relajar» los músculos tras el esfuerzo, jejeje.
El atardecer nos ofrecía estas bonitas imágenes de la mole de Peña Telera y el campanario de Piedrafita de Jaca. No creo que tardemos mucho en volver por aquí. ¡Hay muchas vías para hacer!
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Summary:
Fidel
08/05/2013 at 8:52 am
¡Espectacular!
Un abrazo