Pasando la mañana en la Arista Aristóteles, tras dos meses de parón obligado

Hacía ya al menos dos meses que no escalaba. La última vez, en el Rincón de Bonanza, me hice un esguince en el tobillo derecho durante el descenso. Primero estuve tres semanas sin hacer nada, y cuando ya parecía que lo tenía operativo me lo volví a torcer, esta vez en la huerta. Otra vez a empezar… Después vino el gripazo del siglo, una semana hecho polvo. Y cuando ya parecía que se esfumaban las últimas secuelas del gripazo, me sobrevino una reacción broncoasmática por culpa del inicio de la época de alergias, que según parece este año viene fuerte fuerte. Madre mía, como se van notando los años…

Ayer, no sin cierto temor a causa de mi paupérrimo estado de forma, después de el parón obligado, decidí acompañar a mis amigos Carrozas a repetir (mi tercera vez ya) la fabulosa arista Aristóteles al Puig Campana. Y es que por una vez que se acercan a mi comarca no les podía decir que no!

La escalada se produjo sin contratiempos, a buen ritmo y sufriendo el frío del nuevo frente que está barriendo la península. Esta vez las prisas de mis compañeros y mi estado de forma desaconsejaba finalizar la vía por la cresta Pepsi, y nos hemos bajado en el primer rapel. Las caras en el rapel, un señor rapel de 60m, eran largas y serias, después de lo ocurrido la semana anterior en Redován (accidente en un rapel en el que falleció un escalador y su compañera se encuentra muy grave). Pero bueno, al final todo ha ido bien, como suele ocurrir cuando se hacen las cosas bien y se toman las medidas correctas.

Hoy, a parte de algunas agujetas y unas yemas de los dedos sensibilizadas, me ha quedado la sensación de que a pesar del parón el cuerpo todavía responde. Eso se nota sobretodo a la hora de afrontar un largo de primero, especialmente si escalas al estilo carroza, es decir, casi sin seguros (en el 4º de ayer creo que no llegamos a poner nada de reunión a reunión, prácticamente escalada en solo integral). El coco funciona, aunque el cuerpo no esté todo lo fuerte que suele. Pero eso tiene remedio: volver a entrenar. A ver si en Pascua ya he pillao algo de tonito y hacemos alguna vía curiosa…

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