Un sitio fesquito para vivaquear.
Bueno, esto va a ser el relato un poco distinto al de los demás de la web. Digamos que es la «aventura» más desenfadada que he tenido yo en el monte hasta el momento. Si encima resulta que ha habido que pasar por una odisea de 1 año entero para tener las fotos, pues ya ni te cuento.
El caso es que un bonito día de Febrero de 2004 el Fenwich, el Pringao y yo decidimos irnos a dormir a la cima de Javalambre, techo de Teruel. Así nos quitábamos el mono de montaña hasta que pudieramos hacer algo serio en Pirineos de 3 días o más, allá por primavera, y de paso iniciábamos al Luis en esto tan bonito de los vivacs en la montaña.
Y para Teruel que nos fuimos. La sierra de Javalambre es un macizo perteneciente al Sistema Ibérico, uno de los techos de Teruel con sus 2.020 m de altitud. Como sabeis Teruel es uno de los lugares más fríos de la península en invierno, y bueno, a eso íbamos, a hacer una «inmersión» en el clima invernal. La idea era encontrarse aquello lleno de nieve hasta los topes: primera decepción. Había habido poquísima precipitación desde primeros de enero, y aunque hacía bastante frío, no vimos más que algún nevero aislado en la cima e inmediaciones.
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Una vez llegamos a Camarena de la Sierra, seguimos las indicaciones que encontramos en la carretera y tomamos una pista que nos adentra en las faldas del macizo. Después de unos kilómetros, encontramos el Refugio Rabadá-Navarro, regentado por Tomás y Raquel, dos bellísimas personas. Aquí, a 1.520 m de altitud, dejamos el coche, nos ponemos las mochilas y nos vamos para arriba.
Como la cosa había empezado ya algo mal, pues para seguir en la línea a mitad de recorrido nos damos cuenta de que falta parte de la tienda: nos la habíamos dejado en el coche. Pero un aguerrido y jóven Yogurín se ofreció voluntario para descender los 300 m que habíamos ascendido ya y recuperarla, un gesto heróico que le honra (lo de que fuera él quien se la había olvidado es secundario, aunque igual tuvo algo que ver en que se prestara a volver a por ella…).
Y así, cuando el aguerrido Greenwich volvió seguimos andando, y al rato llegamos a la cima del Javalambre. Esta es una montaña, como todas las de por aquí, con una geografía bastante suave, sin grandes desniveles y bastante redondeada, muy apta para el senderismo, pero sin olvidar que es uno de los lugares más fríos de España, donde se pueden sentir los rigores del invierno en la alta montaña cuando se pone el sol.
Así que después de montar la tienda, curiosear por la cima, una bonita puesta del sol y ver como el termómetro empezaba a descender como loco, decidimos meternos en nuestra burbuja de poliéster a inflarnos a comer, beber, descansar y entrar en calor. Primero una merienda fuerte, allá a las 7 (frutos secos, papas, golosinas, zumitos…), y a las 9, con la panza llena aun, una buena cenita a base de sopa calentita, fiambre, queso y exquisiteces enlatadas varias , todo regado con un buen Estola,… Y bueno, lo demás os lo podeis imaginar. Una fiesta particular a 2.020 m de altitud y en 2 metros cuadrados de local, jejeje. Luego se unió a nosotros el tio Jack (Daniels), y bueno… Al rato salimos a contemplar el magnífico cielo estrellado completamente despejado (o sea, a evacuar), y a medir la temperatura antes de irnos a dormir. No estaba mal del todo: -5ºC. Luego a las 6 de la mañana llegó a marcar -8ºC, pero a esa hora aun estabamos durmiendo la mona calentitos dentro del saco.
Y bueno, después de esta dura prueba, en la que ganamos algo de peso, cosa extraña pues en el monte siempre se suele perder peso después de actividades extremas como esta, pues esperamos a que el tímido sol de invierno nos calentara un poco antes de abandonar nuestros acogedores sacos. Unas fotitos por aquí, otras por allá, recoger y para abajo.
Ya en el Refugio, charlamos con Tomás y Raquel, nos tomamos un café y hablamos de atletismo, carreras de montaña, los 104 km de la carrera de Alfondeguilla-Javalambre…
LOS DATOS
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LA AVENTURA |
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Aquí estamos, delante del refugio, a punto de subirnos al Javalambre sin media tienda… Ay, que jóvenes estabamos… |
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Una bonita puesta de sol desde la cima. Lo que ocurrió dentro de la tienda cuando el sol se puso. Una orgía de comida, bebida y… bueno, no se puede decir. Pero dare una pista: es una manera de calentar la tienda, una especie de intercambiador de calor de flujos cruzados y con mezcla, que se dice en ingeniería térmica, cuya temperatura máxima alcanzable es de 37ºC aproximadamente… Nosotros también somos estudiosos del alpinismo: aquí estamos estudiando los efectos de alcochol etílico en el ser humano a presiones inferiores a la atmosférica a nivel del mar… |
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Y bueno, pues aquí podemos ver la serie de artefactos que pueblan la cima: un vértice geodésico, una especie de altar sin virgen dentro, en el que se mete el típico capullo a hacer la gracia, un par de casetas para la aparamenta eléctrica de las antenas, un repetidor de televisión,… Pero sobre todo, lo más importante de estas fotos son los pantalones técnicos impresionantes que el Yogur le dejó al Luis para la ocasión: 700 de las antiguas pesetas en el mercadillo!!. Me imagino al vendedor asegurando«Sisisisi, son pa la nieve, calentisisisimos, tésnicos de esos impelmeables con membrana de traspirar y to, con fibra joloufil, que calienta un muntonazo, ya lo veras…». Bueno, no eran para tanto, pero hicieron su papel: Luis sobrevivió. |
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Pues esto es todo. No hay muchas fotos, porque además se acabó el carrete. El colmo. Como vereis las fotos son de calidad pésima, después de haberse quedado sin revelar cerca de un año. Tampoco hay muchos paisajes, pero bueno, espero que os sirva de algo si os acercais a esta bonita y tranquila sierra, donde podreis practicar senderismo, bicicleta de montaña, esquí, escalada… |
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