Una clásica muy bien equipada.
La sierra del Cid se encuentra entre los municipios de Petrer, Novelda y Monforte del Cid, se extiende en dirección Noroeste–Sureste y tiene un relieve muy peculiar en su parte más Occidental. Una atrayente forma de meseta elevada denominada Silla del Cid se alza vigilante hacia el Medio Vinalopó.
La via clásica de escalada de la Norte del Cid fue abierta por los ilicitanos Rafael Botella y Juan Montesinos en 1970. Ya en 1.971, Domingo Botella y Juan Manuel Maestre la repiten con una variante de entrada, y Domingo, junto a su compañero del alma Antonio Riquelme Albert, en Marzo de 1972 empiezan a re-equipar la clásica de la Norte del Cid, con su variante, de una forma “innovadora” y diferente a la época, en España la escalada libre empezaba a dar sus primeros coletazos. Estos escaladores proponen como línea de seguridad en la ruta un cable fraccionado a anclajes ya existentes y buriles, más adelante a mitad de los noventa Domingo utilizaría parabolts. El recorrido de este itinerario intenta buscar las partes más fáciles de ascenso a la Silla del Cid por esta vertiente, lo que le lleva a evitar el primer diedro de entrada por una vira en diagonal a la derecha y algún otro paso sin importancia en la parte media; la dificultad de la vía pasó de Vº a IVº+.
Con el paso del tiempo esta vía tomará el nombre popular de ruta del “Cable del Cid”. La filosofía de esta técnica de aseguramiento se concluye en las palabras de Domingo cuando se le pregunta porqué la equiparon de esta forma y contesta “Para hacer el itinerario más asequible al mayor número de montañeros”. Lo que también es de destacar es las características de la obra que realizaron pensemos que a principios de los setenta solo se podía llegar en coche hasta la “Casica del Forestal”. Desde ahí hasta el pie de vía hay una hora de camino y hasta la cima hora y media, y todo esto cargado. Según Domingo tardaron un año en colocar el cable.
Más tarde, en 2002, Leandro Irles reequipa con formato de vía ferrata. Tras otros arreglos posteriores para proteger y reconducir la vía por zonas a las que el tránsito de escaladores no erosionase demasiado la vía, esta recibe su definitivo aspecto. El resultado: una vía ferrata hermosa, con mucho ambiente, bien equipada, fácil pero con tramos muy aéreos y disfrutones. Hay que tener en cuenta que ese «fácil» significa que se deja hacer sin ningún problema siempre que dominemos el IV grado, pues no todos los pasos verticales poseen escalones. De hecho los mejores tramos, los de más ambiente, son aquellos en los que sólo hay un cable para asegurar pasos de grado cercano o igual a IV.
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RECOMENDACIONES PARA LA REALIZACION DEL ITINERARIO
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Se trata de una ruta con posibilidad de caída y desprendimientos de piedras por la precariedad de la roca en casi todo su trayecto.
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La cima de la Silla del Cid es muy visitada y esto aumenta el peligro de caídas de piedras por senderistas (máximo cuidado en fines de semana).
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El uso del casco es obligatorio.
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En invierno es una zona muy fría y húmeda, es aconsejable el uso de guantes para cogerse a los escalones metálicos.
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Respetar los senderos en todo el macizo tanto en el acceso como en el retorno.
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El itinerario tiene más de 300 metros de longitud y 250 metros de desnivel, se requiere de una condición física buena y de una familiarización con los espacios abiertos y altos.
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LOS DATOS
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LA ASCENSIÓN
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Once de junio de 2006. Después de dejar el coche en el aparcamiento de la Casica del Forestal, caminamos pista arriba ganando poco a poco altura al tiempo que nos aproximamos a la cara Norte desde la Oeste. Justo donde cambia la pendiente de la pista forestal, y comienza a descender, en ese punto veremos un tramo de escalones y cable que indica el comienzo de la via. La pared Norte nos impresiona por su verticalidad. Vemos un grupo de escaladores en la sección superior, y la emoción empieza a sentirse a flor de piel…
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Nos equipamos y comenzamos la ruta. Poco a poco vamos ganando altura, y después de unos primeros escalones, llegamos a una zona donde hay que realizar una travesía por una vira que tras un centenar de metros nos deja al inicio de una repisa inclinada en la que comienza la escalada propiamente dicha. Aquí ya hay que realizar pasos de escalada fácil (II o III grado) sólo asegurados con el cable, y se empieza a sentir un poco lo aéreo de la pared, pues desde aquí ya se aprecia una altura relativa desde la carretera que empieza a ser importante. Tras esta primera toma de contacto, la vía avanza por zonas más o menos inclinadas, alternando tramos con escalones y otros donde sólo podemos asegurarnos al cable mientras trepamos por la roca. Al rato, llegamos a la zona más vertical y dificil hasta el moento: una sección de roca vertical de dificultad cercana al IV grado, sin escalones, y sólo asegurada por cable. Las presas son buenas, aunque están algo pulidas. El ambiente empieza a ser aéreo de verdad… |
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Tras este tramo donde se siente el vacío bajo nuestros pies, llegamos a una repisa que nos lleva a un nuevo tramo de escalones metálicos, que dura poco, pues de nuevo llegamos a otro tramo de IV grado que se deja hacer muy disfrutonamente, aunque las presas aquí están más pulidas aun. Una placa conmemorativa en memoria a un escalador fallecido en esta pared nos recuerda que esto no es juego a pesar de su aparente sencillez y la sensación de seguridad que nos aporta el excelente equipamiento. |
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Este tramo vertical de trepada de nuevo nos lleva a una sección con escalones metálicos. En un punto se nos da la posibilidad de ascender o por una pequeña chimenea o por un tramo de escalones paralelo. Esta pequeña bifurcación nos deja ya en la sección final, que desemboca en una repisa que finalmente nos deja en la cima de la pared. Desde aquí las vistas son fabulosas. Estamos en lo alto de una pared vertical de 250 m de altura, que hemos trepado enterita con nuestras manos y pies tras dos horas de disfrute y emoción. Los momentos previos a la cima son los más reconfortantes. Sentado sobre el vacío, con los rayos del sol iluminando ya la salida de esta pared orientada al Norte, mientras llegan mis compañeros, disfruto del aéreo ambiente, extasiado, sabiendo que en pocos minutos deberemos abandonar esta hermosa pared para volver al mundo de los bípedos. |
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Y la cima. Tras unas fotos y un rápido almuerzo para recuperar fuerzas tras el esfuerzo (que no fue gran cosa, la verdad: me cansó más el descenso), emprendemos la vuelta bajo un sol de justicia. Siguiendo unas fitas, tomamos un camino que resultó no ser la ruta normal. Este discurre por la cara oeste, siendo más empinado, hasta el punto de que en un tramo hay instalados unos cuantos escalones metálicos para superar un tramo vertical de 3 m en la zona más expuesta. Después bordea un barranco hasta ganar el camino que lleva a la ruta normal. Desde aquí, nos lanzamos por una divertida pedrera que nos deja de nuevo en la pista forestal. |
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Ferrata del Xorret de Catí, Petrer | La Montaña es mi Reino
30/09/2014 at 2:56 pm
[…] Riquelme, hijo del fundador de los Carrozas Climbing, aperturista junto a Domingo Botella de la Norte del Cid, vía clásica que posteriormente equiparon como ferrata, una de las más impresionantes, largas y […]